Helena o el mar del verano



Antiguas relecturas, de las que he vuelto a disfrutar:


     Fue un regalo de cumpleaños que siempre agradeceré, pues su lectura tanto ahora como en el pasado me encantó, una pequeña historia por la que nunca pasarán los años... 


Ficha técnica:

Título: Helena o el mar del verano
Autor: Julián Ayesta
Editorial: Acantilado
Temas: Narrativa y Novela
Colección: Narrativa del Acantilado - 30
Págs.87
Ilustración Cubierta: Ángel Seral
ISBN: 978-8495359-82-7
Encuadernación: Rústica cosida
Formato: 13*21
www.acantilado.es

      Cuando todo lo sencillo se convierte en hermoso, sobre todo al recordar aquellos primeros amores juveniles en un lugar tan precioso como es la costa asturiana, y en especial en una de las ciudades más bonitas del mundo, Gijón. 


   Unos tiempos que jamás volverán, una época bonita y única en dónde primaba la tradición, las costumbres que todavía hoy día por suerte se siguen manteniendo en muchos pueblos asturianos. La hermosura de recordar al primer amor en aquellos tiempos en donde casi todo era prohibido, y un casto beso podía condenarte al infierno. 

    ¡Cómo no me va a gustar la lectura del libro! No hace falta ir al Caribe para tener una buena historia. El Cantábrico y los verdes prados astures pueden ser un excelente lugar para la misma. Helena, siempre presente cual diosa griega, perfecta, íntegra, libre de pecado... 

    Sin ánimo de repetirme, la hermosura de lo sencillo, el placer de la lectura, un pequeño librito no llega a las 90 páginas, que cuando lo lees notas que está lleno de ternura, recuerdos, tiempos que nunca volverán pero que siempre estarán presentes en nuestra memoria para no morir jamás.

"Si viviera el tu padre, que yera tan buenu,
collarinos de plata llevares al cuellu...
agora no, mio neñu, agora no;
agora no, mio neñu, agora no;
    
  Eran épocas donde todo era bonito, donde aún se mantenía aquella inocencia, que más temprano o más tarde se perdería por las circunstancias de la vida que a uno por desgracia siempre le toca vivir


   Julián como mi padre, amante de las cosas sencillas como mi padre, de sus cosas como mi padre, también recorrió medio mundo como mi padre... y le faltó seguir escribiendo su historia, pero mi padre creo que tampoco lo hará.

    Helena, siempre Helena, porque Helena era el amor de Julián Ayesta.

- Helena..., te quiero.
-Y yo a ti más.

Y yo bebí el aliento de aquellas palabras; las bebí, las respiré, no las oí.

Iglesia Parroquial de San Julián de Somió (Gijón)

Post Scriptum:

       El libro me parece una auténtica joya, totalmente atemporal, una historia que sin pretensión alguna se ha colocado como una de las obras más importantes de su tiempo. Es una verdadera pena que este vecino mío, ya fallecido no haya seguido publicando más relatos, porque seguramente estaríamos hablando de uno de los escritores  españoles más importantes del S. XX

      El hecho de pertenecer a una familia bien de Gijón, no tiene nada que ver. Uno es de donde le toca nacer, nadie escoge ni la ciudad, ni la familia, ni tan siquiera su posición social, te toca y punto, lo que no quita para que sea un excelente autor.

     Para mí el punto estrella de la obra es su arriesgada simpleza, porque Ayesta era un hombre muy culto, y creo humildemente que “si hubiera utilizado cultismos” no le entenderían “ni cuatro”, en fin para gustos colores. Finalizando, y sin entrar en polémicas, yo cuando me como un buen filete solo me interesa el filete, para nada quiero saber quién era la vaca.




    
    

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